jueves, 5 de julio de 2012

Acompáñame siempre


Sólo te pido que me acompañes
como las estrellas a la luna,
no faltes por donde quiera que ande,
se visible incluso hasta en la bruma.

No te escondas, no me evites, no,
que nos unen lazos irrompibles,
estate siempre a mi alrededor
ya sea en desiertos o en jardines.

Que no falte nunca tu palabra
grata a la vista como al oído,
no importa dónde, sólo dala.
Mañana en el mangle. Hoy entre olivos.

¡En la más alta montaña
o en el fondo submarino!

Impregna mis aires con tu esencia
asesina como milagrosa,
pues bien iluminas ¡o hasta incendias!
pupilas si a los ojos te asomas.

Nunca desaparezcas del todo,
colma mis pulmones si respiran,
brota de los labios, de los poros
y guía mis pasos si caminan

Quédate siempre, siempre a mi lado,
cuando rebrote en el alba el sol,
cuando se marchite en el ocaso
y el cielo se integre al exterior.

Muéstrame dónde está tu halo
¡con tu silencio! o tu voz...


Rafael Eduardo

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