sábado, 12 de julio de 2014

Se la vi

De pronto,
me olvidé de los perros que no tienen hogar,
de las especies que hemos extinguido,
de los bosques que ya no existen
y del cielo contaminado que no me deja ver estrellas.
Me olvidé de esa familia
a la que no llegan ingresos
y que improvisa cada día
para salir adelante.
Me olvidé de los niños que andan
con los zapatos rotos y la infancia descalza.
Me olvidé de la corrupción en la política,
de la ineficacia del sistema,
del egoísmo de los de arriba,
del conformismo de los de abajo
y de que detesto todo eso.
Me olvidé de los transgénicos
que nos venden con la comida,
y del hambre que se pasa en África,
y de las toneladas de alimento
que se arrojan a la basura,
y también de la gente que rebusca
en el vientre de los contenedores para llenar los de sus hijos.
Me olvidé de todas esas tristes guerras
a las que marchan los hombres con la empresa
de matarse sin saber muy bien por qué.
Si lo viera Miguel...
Me olvidé de los vagabundos
y de cómo se empapan cuando llueve,
y de toda la droga que inunda callejones y esquinas.
Y ya puestos a olvidar...
Me olvidé del llanto de mi madre.
Me olvidé hasta de mis muertos.
Me olvidé de los corazones que partí
y de cuando me lo rompieron.
Me olvidé de las veces que he llorado
y de las que me quedan por llorar.
Me olvidé de la fecha en que nací
y de que algún día moriremos.
¡Me olvidé de todo!
¿Sabes cuándo?
En el momento en que te vi sonreír
y comprendí que el mundo es un lugar hermoso,
y que la vida puede ser tan bella.




Rafael Eduardo

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